ALTITUD: Urkiolagirre (1.008m), Anboto (1.331m)
DISTANCIA TOTAL: 10,3 km
TIEMPO: 5h (teniendo en cuenta paradas, comida y fotos)
DESNIVEL ACUMULADO: 859m
DIFICULTAD: La parte final del Anboto exige usar las manos en una trepada sencilla (I) pero con la piedra muy gastada. En mojado puede ser delicado. Según MIDE (4,3,4,3)
PUNTO DE PARTIDA: Santuario de Urkiola
MAPA DE LA RUTA:
DESCRIPCIÓN:
Aparcamos en las inmediaciones del Santuario de Urkiola. Se comienza a caminar siguiendo la carretera y al poco vemos el cartel indicativo donde comienza la senda.
Se gira a la izquierda a la altura del indicador y cruzamos la valla con una paso adaptado para facilitar el proceso. Una vez cruzado la valla observaremos una preciosa pradería por la que se camina en recto y ascendiendo de forma sostenida. Atravesamos un grupo de pinos en medio de un camino evidente.
En ocasiones, como fue esta vez, podemos observar rebaños de ovejas que pastan libremente en este entorno. Las cimas del Mugarra, Untzillatz, Aitz Txiki y el Alluitz conjuntamente con este rebaño forman una postal perfecta.
El camino es más o menos recto, con una pendiente bastante homogénea y por cómodo terreno herboso. Sin darnos cuenta hacemos cima en el Urkiolagirre, el cual es una mesa de orientación, nunca mejor dicho, hacia las cimas circundantes. Además de las montañas de Urkiola, se ven el Gorbea o la Sierra de Aizkorri, y multitud de montañas vascas que un panel grabado nos ayudará a identificar.
Después de un rato identificando las montañas del panel se acomete el descenso por terreno pendiente pero cómodo para llegar al collado de Asuntze. Conectamos con una pista de gravilla que a la vuelta puede ser utilizada para evitar el ascenso por segunda vez del Urkiolagirre. Se continua por la pista la cual nos llevará a las faldas del Anboto.
Conforme avanzamos en la aproximación a la subida final del Anboto dejamos a mano derecha un pequeño refugio de montaña.
La pendiente decrece algo al alcanzar el collado de Pagozelai donde se observa el cartel indicativo que señala Anboto a 0,9 km girando a la izquierda. Lo hacemos y acometemos la parte más dura y al final más técnica del día.
Al principio de la subida se hace por el medio de un precioso bosque, que esta ocasión estaba en proceso de pre-otoño. Superado un cierto desnivel el bosque despeja y pasamos a una parte mas rocosa. Alcanzamos la brecha de Agindi.
Llegamos a la parte "técnica" del días, una trepada sencilla (I) en el que se pasa sin mayores problemas siempre y cuando se esté en condiciones de seco y ausencia de viento. Aún así la piedra resbala bastante ya que está muy pulida por el paso de los montañeros. Esto se aprecia bien cuando se acomete la bajada. En condiciones de mojado o con fuerte viento el ascenso por esta zona puede ser delicado.
Superado este tramo el camino es casi llano pero bastante aéreo y espectacular. El cresterio desde el Anboto hasta el Alluitz es impresionante con una caida vertical a ambos. Es uno de los iconos de la montaña vasca. Por fin tocamos el hacha en la cima.
Las vistas son inmejorables y máxime cuando el día es claro. Al Este se puede llegar bien el Udalatx, la sierra de Aizkorri y más lejos Aralar y el Txindoki. Se distingue bien el embalse de Urrunaga y el de Ullíbarri.
Es hora de regresar después de una buena parada de avituallamiento. deshacemos el camino, con cuidado, en la zona de destrepe. El calor aprieta y el paso por el bosque es muy agradable. La bajada es rápida ya que es poca distancia en longitud, pero el desnivel es fuerte.
Llegamos de nuevo al collado Pagozelai. Los caballos pastando en las faldas de la montaña añaden un plus de belleza a este entorno.
Aprovechamos el regreso para visitar la fuente de Pol Pol. Para alcanzarla tan solo hay que desviarse ligeramente de la pista de gravilla que veníamos transitando. Esta bien indicado por carteles. La verdad es que el agua tiene un sabor muy fuerte a hierro y no es muy agradable de sabor.
Una vez "saciada" nuestra sed volvemos a la pista pudiendo en este caso regresar al Santuario por la misma pista o volver a subir el Urkiolagirre. Me decanto por esta última opción y es que quiero volver a ver las panorámicas desde arriba. En plena subida, y volviendo la vista atrás, se observa la mole rocosa la cual hemos ascendido.
Coronamos y descendemos por la agradable campera hasta el bosque de Pinos y finalmente al Santuario de Urkiola. Pero no podemos marcharnos de este lugar sin antes visitar el mirador de las Tres Cruces.
Para llegar a él, previamente, se debe atravesar un precioso bosque de hayas en forma de candelabros y la Ermita del Santo Cristo. Me recordó un poco al mágico bosque de Otzarreta.
AVISO: Es responsabilidad de cualquiera que realice las actividades aquí descritas el tomar las medidas de seguridad oportunas. Variables como la meteorología, la estación correspondiente, la altitud, el estado del terreno, y sobre todo la preparación física y técnica de cada uno, harán apropiadas o no la realización de dichas actividades. Los tiempos aquí descritos son meramente orientativos y corresponden exclusivamente a mi condición física. También habrá que tener en cuenta, si procediera, la legislación administrativa y ambiental del espacio donde se esté realizando la actividad ya que podría estar sujeta a ciertas restricciones. El desconocimiento de estas restricciones no exime del cumplimiento de las mismas.